“Damnificados, después de la avalancha, son llevados al estadio deportivo de Honda (Tolima) [..] Inicialmente conviven con estas familias damnificadas hasta que son trasladados a viviendas construidas por RESURGIR, entidad que maneja ayudas internacionales. Los ancianos no son beneficiados con la vivienda por su avanzada edad, al considerar RESURGIR que ellos no pueden responder económicamente por las cuotas. Se marchan las familias y quedan los ancianos solos, abandonados en el inmenso estadio por la mencionada entidad y por la Cruz Roja. Es aquí donde la película penetra en su realidad. Ante esta situación y por necesidad de sobrevivir, se producen dos reacciones: María Eugenia, una campesina que ama profundamente la vida, se ve obligada a mendigar ayuda en la plaza de mercado de Honda, para ella y sus animales. Carlos Valderrama, quien fue albañil durante 40 años y ahora está inhabilitado físicamente a causa de la artritis y su avanzada edad, no consigue trabajo. Lo único que lo alienta es el amor de María Eugenia, cuyo valor frente a la vida es para Carlos la única posibilidad de sobrevivir.”