Pineda’92

Raquel Barrera, Estado español, 2022. 10’

La Barcelona de 1992 ha marcado profundamente a mi generación. O, al menos, a mí. Yo, que soy de Pineda de Mar, bajé UN DÍA a Barcelona a ver los Juegos Olímpicos con mis abuelos. No podía ser más feliz. Y después, mi padre consiguió entradas para la inauguración de los Paralímpicos: lloré toda la ceremonia. En 1997 fui a vivir a Barcelona. La Villa Olímpica ya se caía a pedazos. Cobi agoniza solitario en una fuente vacía. El Palau d’Esports es refugio de personas sin techo. ¿Por qué sigo enamorada de la Barcelona del 92? ¿Existió realmente? ¿Dónde está la riqueza que nos «prometieron»? ¿No éramos el centro del mundo? Quizás mi enamoramiento de Barcelona se debe a que es imperfecta, como yo. Y, sobre todo, a que me abrió los brazos cuando a los dieciocho años me descubrí lesbiana.

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